jueves, 20 de junio de 2013

Tal vez no haya mayor fantasía, tan solo verse en el ojo el reflejo espejo. Puede ser que no haya mayor secreto que ese, cuerpos desnudos. Pero nos tapamos. La fuerza de lo que somos se esconde, se escapa. Tantos juegos que armamos, las pasiones están prisioneras del interés producto forzado. 
Hemos construido casas para resguardarnos de lo que nos lastima hasta el punto de creernos esa mentira de que nosotros no somos el cielo. Ese aire que pasa, la serpiente que pisamos, eso somos. Pero ahora nada sabemos.
Ni hablar de la oscuridad,
del sueño.
me encantaría que todo fuese sueño, que todo fuese fantasía y que se vaya con un suspiro: sin consecuencia. Esta dicotomía vida-muerte es insoportable.
Ni hablar del tiempo
¿Qué somos sino sucesiones de instantes?
¿Qué seré yo entonces? Todas esas que nunca fui.
¿Por qué nos ha de costar tanto vivir en nosotros?
Ya ni siquiera puedo planear
¿Debería hacerlo? ¿Debería ser yo? ¿Eso me quitaría esta incertidumbre?
La felicidad que tanto busco ¿la podré alcanzar yo-yo? ¿o será siempre a través de yo-otra?
¿Sería más intensa la felicidad de mi yo-yo o sería lo mismo que la de mi yo-otra?

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