miércoles, 17 de diciembre de 2014

Clandestinidad

Despertar sin tiempo,
sin horarios,
sin alarma el sueño se prolongó
                                                   ¿demasiado?
No hay parámetros,
el café recién hecho
ya quemado,
los ojos embotados,
no sabías si escuchar a Spinetta
o leer la novela que la agenda postergó.

No habían más excusas,
el tiempo propio
estaba signado
con insatisfacción en el calendario.

¡Pasiones!
El recuerdo de aquella vez...
el amor y el odio
copulaban en el alma,
y tus lágrimas eran el fruto de su relación clandestina.
¡Pasiones!
¿Han sido mutiladas
o ustedes también necesitan un descanso?

Más azúcar por favor,
es una noche muy fuerte
y un café muy amargo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Carnaval de insectos

Son pequeños los insectos que matás,
corrés la mano,
sujetás la mía.
Juntos somos invencibles...

Eso pensamos,
hasta que un dolor mudo
nos devolvió la palabra. 

domingo, 12 de octubre de 2014

Retorno

Momentos borrascosos,
sales de lágrimas petrificadas
mar que irrumpe en el alma.
Tras los ojos, sólo queda el mareo.

Un sueño ligero, casi vigilia
resucitar en el mar,
nadar en la inconsciencia .

sábado, 20 de septiembre de 2014

El tiempo está repetido

Me siento en un pequeña silla. El frío se empaña en la ventana y el reflejo retorcido me acobija. Las frustraciones que me amanecen cada día y se reproducen entre la mugre que deja el olvido.
Otra vez está frío el té y otra vez la voz ronca de tanto repetir las mismas frases.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los poetas no andan decapitados

Rozando el cielo
mi plenitud fingí,
figuras de sombras me hechizaban.

Si no hay esencia
¿para qué escribirla?

el poeta acaba una historia sin contar,
el poeta se reinventa,
siente como estrella fugaz en cielo griego,
playas sin barcos,
los conquistadores se han llevado la razón.

En una espiral fatídica nació
el espasmo colectivo y nos vomitó la palabra,
pero...¿qué decir cuándo hablamos lenguas muertas?

Sin embargo,
así andamos
sin nada saber,
rozando el infierno.

jueves, 28 de agosto de 2014

¿Jueces políticos?

En las calles de capital ya no se escuchan los ecos de los tacos ni de las cacerolas Essen; parece que el tema de la mal llamada "Justicia" ya no desvela a ninguna señora de barrio norte. Todo comenzó con la propuesta del oficialismo, la "democratización de la justicia". Luego a ciertos diarios les nació un republicanismo que rara vez mostraron a lo largo de la historia. ¿Se necesita acaso que un gobierno quiera cambiar un poquito al Poder Judicial para que la ciudadanía abra debate sobre la materia que le regula la vida? Triste, pero parece que sí. Sin embargo, para los que  no se dejan llevar por la paranoia mediática ni la teoría de los dos demonios y quieran reflexionar un poco sobre el derecho, su función, su supuesta neutralidad y la tan aclamada independencia del Poder Judicial, les dejo unas palabras de la doctora Alicia Ruiz. Disfruten.


"La "independencia del Poder Judicial", tantas veces invocada, puede ser leída desde un ángulo diferente. Con ella se pretende que los jueces están reasegurados de toda contaminación política, que su hacer no reconoce otro origen que su conocimiento, ni otra finalidad que la de hacer justicia y encontrar adecuadas soluciones en el marco de la ley. Pero, esa presunta objetividad que parece colocarlos más allá de los conflictos y pugnas de la sociedad, que les permite ser infinitamente justos, no es sino una ilusión. Desde su saber ya son poderosos, y en una sociedad dividida por intereses opuestos, ese poder y algunos de esos intereses aparecen siempre ligados. Porque la justicia, no es un valor inmutable; porque la elección de una solución para una situación concreta, es la manifestación más o menos clara de una cierta concepción y valoración de las relaciones sociales existentes y de la vocación por mantenerlas o transformarlas. Porque cada vez que un juez dice "fallo", su discurso "constituye"  cierta conducta en un acto santificado por la ley o maldecido por ella. Y porque, en definitiva, cada sentencia judicial no es un acto aisalado, sino parte de esa práctica social específica que llamamos derecho y, por tanto, conlleva la carga legitimante del poder que le es propia. 
La estructura del discurso jurídico es fundamental para que el derecho cumpla su papel (...) Esa estructura que encubre, desplaza y distorsiona el lugar del conflicto social es la que permite al derecho instalarse como legitimador del poder, en tanto, también lo disfraza, lo torna neutral."



domingo, 27 de julio de 2014

Casi somos viento

Me embriagué en tus ojos y luego la náusea; comprendí que el abismo era profundo. Hay una o dos palabras que me gustaría decirte, pero creo que son palabras de viento y sólo se hablan cuando se es viento. Carne y hueso. Sufro en tus brazos, me seducen las largas horas que mueren en caricias; la clandestinidad del tiempo nunca fue tan sublime, tan real como un sueño, tan surrealista como estos versos. Mi sueño descansa en esas palabras que dibujan el espacio con su esencia de pájaro (casi somos viento). 
Ese día sentí abrirse el mundo en mi espalda, tu mano, un gesto fugaz, la premonición, la angustia, como si desde ese momento ya supiese lo perdida que me iba a encontrar. 

miércoles, 25 de junio de 2014

Parto eterno II

El día transcurría,
                                me transcurría. 
En mi cuerpo las marcas
de 
    lo 
       que 
              iba
                     sucediendo

                                     ¿Y si yo ya no quería suceder más?
                                     ¿Y si no me quería dejar llevar más por el oleaje?

Nadar, 
nadar sobre el fuego.
El fuego interno ahoga tus hojas de viento, 
                                                              tristeza.
El instante es inmóvil,
el tiempo no sucede,
el tiempo nada entre las pupilas.

Me detengo en la inmovilidad,
la asumo
la respiro,
y ya no me ahogo,
sólo me pierdo.

Los caminos nunca se abrieron, o cerraron,
sólo mis ojos.
Contemplo como me vapulea el alma....

Perdón, no te quiero tener,
no me gusta ese verbo.
Te regalo,
                te vendo, 
                               te devuelvo.
Conmigo no te quedas más,
me haces sentir demasiado.

                                         (sentir sin comprender desgarra)

Alma mía,
te libero:
Ve hacia donde más quieras,
pero no vuelvas.

Parto eterno

Me encontré invadida por algo tan externo y tan arraigado a mi, con peso de espectro. ¿Qué hacer cuándo las calles cambian pero los caminos son siempre los mismos? La  desesperación anida en el vientre y crece, pasan los días, las horas, los minutos, los segundos, hasta que la mínima expresión del tiempo es un martirio eterno. El parto no llega, nunca, estás condenada a cargar ese monstruo, siempre. 

jueves, 24 de abril de 2014

Lo que pasa cuando tomamos un café

Un duelo interno,
un llanto circular
en la ausencia misma del mar

a la deriva un barco
escapando de la gruesa tiniebla
que lo tambalea a ciegas

un párpado cerrado
velo de la
transformación

La muerte sucede,
las hojas se vuelcan sobre si mismas esperando ser escritas.

jueves, 17 de abril de 2014

La marioneta

"Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo. 

Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz. 

Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate. 

Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, 
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma. 
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol. 

Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna. 

Regaría con lágrimas las rosas, 
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... 

No dejaría pasar un solo día 
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos 
y viviría enamorado del amor. 

A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. 

A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada. 

He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre. 

He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo."



Gabriel García Márquez





sábado, 8 de marzo de 2014

Transeúntes nocturnos

La luz sólo es necesaria para ver si lo único que se tiene son los ojos. El fulgor interno amanece en la oscuridad y navega en las costas grisáceas que imitan la rabia. Se extiende inmensa en un manto de búsqueda implacable para los transeúntes nocturnos. El vacío nos seduce a soltarnos en el abismo sin que nos consuma la ruptura, tras la caída sólo queda la cicatriz que un supuesto fin nos amalgama. A veces, tímidamente se asoma la confesión de que no existe ningún límite; confesión que nos ata en el delirio, miedo de ser lo todo lo que fuimos y todo lo que podríamos haber sido. Un hombre definido en el defecto del tiempo, la ilusión que confunde la mente como eterno. La luz sólo es necesaria para ver si lo único que se tiene son los ojos

lunes, 3 de marzo de 2014

Construcciones de lo invisible

Entropía de sueños,  un amanecer nefasto en su límite ¿cuándo retorna la conciencia que se pierde desde que nos sumergimos en la vorágine del dia?
                                                               
       Castillos de palabras,
       construcciones de lo invisible.

jueves, 27 de febrero de 2014

Origen

La noche ha ennegrecido
los astros fugan hacia lo que alguna vez fue centro

despertar de una cómoda muerte
mismo vértigo

martes, 25 de febrero de 2014

En el trance no hay figuras

Rostros desfigurados,
en el trance no hay figuras,
el silencio es un fantasma que a muerte arribó.
Viento fugitivo
nos transporta a la quietud primitiva
                                                      brasas en el espacio
                                                      fuego en las lágrimas
Lloro prematura,
ya no tengo ojos
es la tardanza que se diluyo en la nada.

La farsa se devela en fantasía,
un "tal vez" no es más que una carta errónea
que el destino decidió ignorar.
                                               
                                              Los cuerpos se desarman
                                              hasta expresarse en alma.

lunes, 17 de febrero de 2014

El alma que quiso ser cuerpo

Si me internase en un laberinto podría escapar más fácil,
tus muros
son inmensos
son la fina diferencia
entre un ser y otro.
Silencio,
ya escucho el lento vuelo de un alma seduciendo mi cuerpo.

martes, 11 de febrero de 2014

Adverbio en negación

Allí,
donde tu respiración es risa
festejo de dioses
que se niegan a sus súbditos,
existo.

Allí,
donde la luz y la sombra
juegan celosamente
a las escondidas,

cierro mis ojos y te encuentro
¿serás más allá de mi
o sólo negligencia de no haber sido lo que pude?

Allí,
en el contemplar profundo de mis días
habita el perdón por haber sido una fugitiva,
un fantasma sin muerte.

Allí,
donde el azar
ya no es casual,
existimos.

martes, 4 de febrero de 2014

Idioma cromático

No recuerdo cuándo comencé a olvidar
que una sonrisa puede existir.
Entre tantos pasos
la confusión de un nuevo milenio en mi crono,
no entiende
¿por qué reincide?
estoy atrapada,
en los dominios de la piel
habita todo lo que cascada
se traduce en lágrima,
el idioma cromático que los ojos encienden.


jueves, 16 de enero de 2014

Vestigios de un yo

Para Florencia Maseda, ella le sabrá dar un significado mejor...

El día se extingue en fuego muerto. El mar desatado en tu mirada me reclama en el centro de la tormenta. Me acusa irresponsable: el sigiloso andar sobre piedras y serpientes desembocó en el sendero de la locura. La sabiduría de los siglos nunca llegó a mi alma, a ésta sólo le quedó la tristeza infinita que todos han llorado en algún momento de brutal sinceridad. ¿Quién se hubiese imaginado arder y devenirse en sombra? No crean que no he intentado el camino de la luz; ese que ilumina la sonrisa del cielo en un lago calmo; ese que repara en brisa al desamparado en el desierto; ese que late en la mirada de los niños que sólo conocen el llanto del capricho. Pero todo fue vano: la sangre se evaporaba en la noche y no había palabra cuyo encanto pudiera disuadir al fantasma de su anhelo de muerte. Pero no cualquier muerte, no la burda muerte carnal cuyas vestiduras de diente y  tigre asusta a los vivos; muerte que no indica un fin, entropía de almas, ojos que miran hacia dentro y acarician con la profundidad del iris lo que algunos osan de llamar infinito. Yo me encontraba en la tempestad de los tiempos, un caminar aislado de senderos, siempre vigilado por un ente cuya identidad me estuvo carcomiendo desde mucho antes que la mujer me expulsara de su vientre y la lágrima me haya enseñado el aire. ¡Ay de ese demonio, de ese dios, de ese peso profundo que me tumbaba cada vez que pensaba seguir sin su presencia! Siempre estuvo allí, con su voz de cementerio, incitándome a desaparecer tras sus ojos de frío eléctrico.  Jugando entre la arena y el mar, nadando entre la espuma rabiosa  (testigo de que el tiempo ha pasado inadvertido), alcanzaba un atisbo de paz, pero enseguida una mano me poseía y me arrastraba hasta las entrañas del océano junto con los cadáveres mitológicos que allí descansan; La mano gozaba con mi lucha por salir a la superficie, yo, despedazado, lograba salir, respirar el aire viciado por la luz solar, pero en vez de sentirme dichoso por volver al mundo de los vivos, lloraba de rabia por la condena que diariamente me asaltaba: el animal inmundo que en mí vivía y me sometía a su voluntad primitiva. Cábulas crecían en mí, sospechas, recelos para con el mundo. Poco a poco los nombres, cálidos y humanos, que alguna vez me fueron familiares desaparecieron y mi lengua sólo pronunciaba fantasmas; algunos eran comprensivos y se quedaban hasta el alba contándome historias de regicidas y dioses sin templo, pero en el fondo todos se reían de mi patética condición y cuando más necesitaba de su compañía se alejaban y me dejaban en claro desamparo con la voz, la mano, el verdugo de mi voluntad que me sometía a copular con la angustia hasta que mi alma culminaba acurrucada en un rincón sin la benevolencia de la eternidad. Para algunos resultará incomprensible, otros lo comprenderán como una aberración y me desterrarán de su ficticio reino de los cielos, muy pocos me escucharán y podrán encontrar en el eco de mis palabras algún significado. Yo ya no tenía salvación alguna, debía velar por mi alma: a pesar de todo, este monstruo, que había sido mi compañero de vida, nunca logró perturbar su esencia.  Yo lo había intentado todo, a mi insomnio le siguió el psicoanálisis, la frustración de los que saben y sus recetarios de drogas pero nadie podía arrancarme lo maldito que en mí había. Mi otra cara no hacía más que reírse al compás de los truenos y al son de las súplicas de aquellos pobres seres que caían en su desgracia; Este demonio me ocupaba grandes lapsos de tiempo y se divertía con el dolor ajeno, a sus víctimas les grababa a fuego mi nombre y sin piedad cargó  en mi conciencia gritos y horrores de toda clase y edad.  Una mañana se vengó de mi inocencia al penetrar a través de la ventana la irradiación de la realidad: pequeños trozos de carne podrida gemían junto a una canción de cuna que resonaba en algún lugar de mi cuerpo. El niño ya había partido, pero sus restos permanecieron para siempre en mi morada: no hubo agua por más sagrada que fuese que haya podido limpiar los escollos de un basural invisible. De mi corazón brotaba lacra y de esa forma yo debía caminar entre los otros y pretender ser como cualquier otro. Hubiera sido muy fácil dejarme carcomer, aceptar a mi heterónimo y disfrutar de los pocos placeres mundanos que me eran permitidos. Pero nunca me gustaron los juegos azarosos, las posibilidades germinando en el aliento del desconocido ese que te sentencia esclavo de lo imposible, espectro de lo posible. Formas siniestras que nos reconfortan en medio de la noche, nubarrones que posan sobre nuestra cabeza y entorpecen los sentidos. Yo no me rendí, no me entregué a carne viva porque sabía que había un paraíso más allá de todas las penas que atrapaban en red a la gente distraída, yo tenía la certeza de ese jardín inmenso, sabía que alguna vez me alojé allí y dormí plácidamente en su néctar de placenta. Ansiaba el retorno  inconcluso, saudade de los días que proseguían sin templanza por el pasado. No todo fue insomnio. No todo fue lo que mi conciencia me develaba, pero para poder ser esa misma intimidad que resuena al verse herida por la luz solar tuve que tomar la decisión que más perturba a los transeúntes del mundo humano: despedazarme hacia lo desconocido, ruina íntegra de un palacio fugitivo entre las nubes, degradarme en hebras de viento y sal, nadar en la miel que recubre el fruto,  ser el mismo secreto que ha sido celosamente escondido tras el velo del miedo… 
Mi día se extinguió a fuego muerto.
Ahora les habla un alma en paz, un alma sin el martirio del cuerpo. 


miércoles, 15 de enero de 2014

Incompletamente Juan Gelman

en el filo de la belleza
que corta la vida/la devuelve
a su no ser/la vida
grita el no ser de la belleza/

en ese estáramos se quema la
cebolla descuidada/la tristeza/
el amor al revés/¿cuándo se llora
en este valle?/ciudadanos

entreguen su dolor para hacer tiempo/
insoportalbe es todo viaje
al fondo del cubil/calienten

su pescuezo en la mano que aprita/
cierren la sufridera alta/abran
el sueño que no quiere dormir/

*

las aguas de tu vientre cantan al fondo del país/
así estás hecha/
hoy que la lluvia duele
en todo el mundo te posás/

¿dónde escribís tus estaciones?/
¿las trémulas de tu candor?/
¡panadera!/

¡brillás para que nadie sufra!/
¡amigas compañías que empiezan en tu piel!/
¡cómo penumbras del furor!/

¡así a tus pechos viene el ido!/
¡el que pasaba por tus jugos contra
la olvidación!/
¡apretando los huesitos prestados/

*

vos/que miraste como
mar asomado a su ventana/
y en medio de la furia medis
lo que de cuerpo a la palabra va/

¿qué será eso?/¿animalito
que en la boca si hició?/¿paciencia como
viejos amantes?/¿brazos
que pensaron su límite?/

¿por qué/serena/en tu garganta hay miedo?/
¿por qué del uno al otro habrá?/
por qué de abajo y por afuera

el siglo fuera infancia?/
¿por qué en el viento blanqueás sábanas?/
¿de rama en rama?

*

nada se sabe de la luz que hay
al final del libro/la que
es no es y como enemigo
cierra el tiempo/duele el que buscaba

la novedad de cada pérdida
como salario del vivir/vacío
el cuerpo en los dos filos del presente/
la tibia joya entregada al pasar/

el deseo que ocupa lo que deja/
viajes al fondo que no existe/y
el puro acabamiento/olvido blanco/

el breve signo anotado en el aire
del paciente imposible/su mirada
ciega/

*

cuando la luz corrige las paredes
del alba/el olvido
es amor sonámbulo
el sueño vaga

y en su concavidad se anuncia
lo que no puede ser/en el tejado
de dónde cae el coraje de tantos
desesperadamente hay sol/

la tinta que callaba/
las señales del pájaro constante
como terror en los alrededores

la falta/la vida involuntaria
que borra niños del cuaderno

*

el silencio incurable rompe
lo pecho de vivir/irrumpe
como desierto en fuego/estaba triste
el yo no sé/cambiáramos

las dudas por un niño/sueña
la hoja caída con
la caída/el paisaje del
transcurrir del aire/a dónde

se detuvo el dolor/mirada igual
a ninguna parte/o suceso
del ser/quieta la mierte en su

frontera o razón del presente/casi
piedad/animal suelto
en recibir nada por lámparas/

*

negándose sin destruir
su levantada irrealidad/el peso
de lo vivido teje
el amor/habitado por

lo que no ha de ser/la instintiva
pasión asustada por el
día siguiente/los pedazos
del velo de ida y vuelta/la memoria

que se convive como perro y gato/
apenas aproximación/
suelo movido por el lloro

y la divagación/¿dónde estamos?/
¿en qué infierno pasado o por pasar?/
¿en qué espanto?/¿en qué amor?


miércoles, 8 de enero de 2014

La mentira

Araña sin red,
una única manta que ahoga al mundo entero:
es la desilusión de las almas ingenuas,
es el idioma de las mentes perversas.

lunes, 6 de enero de 2014

Los poetas insisten

Poema de Pedro Arturo Astrada

Los poetas
después del silencio
insisten
en no darse por enterados.
Insisten
y entonces el mundo 
les da la espalda
una vez más,
sepultándolos entre aplausos
y antologías herrumbrosas
mientras continúa
alegremente
el festín sangriento.
Los poetas insisten.
Vuelven a decir lo mismo.
No se rinden.
No se rinden
y ese es el peligro.

jueves, 2 de enero de 2014

Mandíbula de ángel

Siento la mandíbula del ángel en mi boca,
 la bendición de la noche se consume en el canto del búho.
Siento el aliento del lobo irrigarse en mis venas
y los aullidos de la mujer homicida,
nace en mí, desgarrada,
ansiando la luz para poder ser mi sombra,
                                                               heterónima de mi alma.

La vida y la muerte fueron forzadas a separarse,
                                                                        pretextos morales,                                                           como dos hermanos,
enamorados de su semejanza,
deciden terminar la locura,
 pero a escondidas siguen amándose,
dónde:
 mi cuerpo es el refugio de los amantes incestuosos.

Y nacemos porque en algún momento nos espera la muerte,
para saciar su sed, consumirse junto a la vida,
a quién la espera por los siglos de los siglos;
la muerte no es otra cosa que la envidia de los cuerpos, quienes no entienden lo que es la fidelidad:
 la única cuyo amor perdura
en la espera de todas esas almas donde la vida dejó un rastro.

Siento que no habrá jamás
una palabra,
que en forma de lágrima pueda llegar
a ahogarme en el mar que desató tu mirada.