miércoles, 24 de julio de 2013

Génesis

Desde el infierno ascendió una cabeza
entre la sangre de las entrañas
se multiplicó.
Océano metafísico,
la corriente 
nos transcurre, 
nos devuelve un poco más limpios.
No existe el pecado,
tan sólo las pupilas ardientes
ansiosas de un origen perdido.

viernes, 12 de julio de 2013

El ingenuo Perón

La historia del dogmatismo argentino (acaso ceguera, acaso inutilidad intelectual) desde una óptica exquisitamente exagerada: 

"El teniente general Juan Domingo Perón tuvo, en los últimos años de su vida, un entorno. Ese entorno estaba compuesto por gente mala y ruin que se aprovechaba de su famosa ingenuidad. La candidez de Perón llegó a límites impensados en 1973 cuando su secretario privado, José López Rega, lo convenció de que reunía las condiciones de idoneidad y hombría de bien necesarias para desempeñar el cargo de ministro de Bienestar Social. Un informe hasta ahora reservado a la Secretaría de Asuntos Esotéricos del Justicialismo permite dilucidar hasta que punto López Rega y otros oscuros personajes le lavaron el cerebro a Perón y lo hicieron hacer cosas que odiaba.
El caso de la organización parapolicial Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) es emblemático: Perón jamás tuvo conocimiento de que existía, a pesar de que López Rega la presidía y la financiaba con fondos de su ministerio.
López Rega solía reunirse casi diariamente a planificar futuras amenazas, atentados y crímenes con el comisario Alberto Villar frente a las propias narices del General: por indicación del famoso Brujo, Perón tomaba un comprimido de color verde cada dos horas. El Abombadol permitía que cualquier iniquidad se cometiera en su presencia sin que Perón lo percibiera: Perón tomaba un blister diario de Abombadoles y así fue cómo llegó a firmar cualquier cosa.
El tratamiento prescripto por López Rega se complementaba con la famosa "Píldora de la derecha", que Perón consumía en cantidades industriales porque Raúl Lastiri, el fugaz ex presidente y yerno del Brujo, lo convenció de su utilidad para mantener la motricidad fina en buen estado.
La combinación de Abombadol y Derechil permitió que se acercaran a Perón algunos personajes que en circunstancias normales jamás hubieran sido escuchados: el coronel Jorge Osinde, por ejemplo. O Alberto Ottalagano, luego rector de la UBA. O los militantes de Guardia de Hierro y la CNU. O Norma Kennedy. Todos ellos eran amigos de López Rega a los cuales Perón, de haber estado lúcido, habría despreciado sin más trámite. Perón había tomado doble dosis de ambos "medicamentos" cuando condecoró a Lucio Gelli, titular de la misteriosa logia masónica P-2."


(Revista Barcelona, Buenos Aires, 28 de marzo de 2008)





viernes, 5 de julio de 2013

La maga II

La maga anticipa que será un crimen pasional: el amor por el asesino, ya extinto, y el amor por la víctima que surgió al sentir su alma liberada rozar su mano carnal.

La maga

La maga observó el ojo de la muchacha a través de su ojo de cristal. Ojo asesino, ojo muerto.
"Ríos de sangre te esperan. Incertidumbre" sentenció la maga con su voz de futuro.

miércoles, 3 de julio de 2013

Hombre tardío

El guiño del sol es la caricia deseada la luz de la tarde que se posa
y no se necesitan edificios de santidad, títeres descocidos;
La bendición son los días que tu pupila registra en el paso del viento
el perdón es el amor del mar que, ardiendo en la piel,
devela el secreto que ya ni la muerte se atreve a ocultar
la palma del niño entregada par a par
con el sol embebido de altruismo le canta la canción para que se despierte
y no se descubra hombre tardíamente.

martes, 2 de julio de 2013

Sherlock Holmes, palabras y música

"¿Recuerda usted lo que afirma Darwin acerca de la música? Sostiene que la capacidad de producirla y apreciarla existió siempre en la raza humana mucho antes que ésta alcanzase la facultad de la palabra. Quizá sea ésta la razón de que influya en nosotros de una manera tan sutil. Existen en nuestras almas confusos recuerdos de aquellos siglos nebulosos en el que el mundo se hallaba en su niñez"

Estudio en escarlata - Arthur Conan Doyle