domingo, 27 de julio de 2014

Casi somos viento

Me embriagué en tus ojos y luego la náusea; comprendí que el abismo era profundo. Hay una o dos palabras que me gustaría decirte, pero creo que son palabras de viento y sólo se hablan cuando se es viento. Carne y hueso. Sufro en tus brazos, me seducen las largas horas que mueren en caricias; la clandestinidad del tiempo nunca fue tan sublime, tan real como un sueño, tan surrealista como estos versos. Mi sueño descansa en esas palabras que dibujan el espacio con su esencia de pájaro (casi somos viento). 
Ese día sentí abrirse el mundo en mi espalda, tu mano, un gesto fugaz, la premonición, la angustia, como si desde ese momento ya supiese lo perdida que me iba a encontrar.