lunes, 26 de noviembre de 2012

Palabras


Ellas son como una flor marchita emergiendo del pecho,
como un niño muerto jugando con las estrellas.
Ellas le arrebatan el significado
 a eso que sucede entre el cielo y mis ojos.
Ellas son peor que Dios y el pecado:
son el vómito del azar estructurado.

Se sienten como una plaga de algo desconocido
que ahoga,
que extirpa al ser,
recorriendo la garganta como fantasmas y pariéndose por la voz.

Sin embargo hay una escapatoria a ellas,
asesinas dogmáticas de la esencia de la esencia…

Yo soy,
yo resisto aún
en ese misterio suicida,
en esa duda impenetrable,
en ese inmenso mar que habita en mi,
que jamás violaré con mis poemas
porque las palabras nunca lo podrán humanizar.