Con todo el dolor de mi alma, tendré que darle la derecha a Vargas Llosa (oportuna metáfora) respecto a la dictadura en México. Fue una dictadura (la osadía de la "dictablanda" es un juego de egos nomás) y no un eufemístico "sistema hegémonico de dominación" como precisa Octavio Paz. Las reservas de Octavio son más que atinadas y nos iluminan sobre lo que la democracia debería ser; recalco "lo que la democracia debería ser", que un partido se haya conservado por medios turbios en el poder durante 70 años revelan la violencia de una dictadura. La incondicional militancia de Octavio por las ideas justas, que se auto adjudicaba el PRI, refleja una pasión profunda, un compromiso que transciende la frialdad pura del intelectual Vargas Llosa: quien en el fondo y en una última instancia, es un militante de la indiferencia por el otro, por el que llora no porque se estatizó una empresa, sino porque ve a sus hijos, literalmente, morir de hambre. Por otro lado, brillante la intervención de Castoriadis.
En fin, disfruten!