jueves, 31 de enero de 2013

Adiós

I

No huyo de su canto
reclamándome en el eco del viento.
Sus miembros asfixiándome con recuerdos,
son bienvenidos.
No me cansa el sueño eterno,
no intento despertar.

El adiós,
el nunca jamás,
son los monstruos que habitan
en las mentes de los hombres.
Pero yo,
yo no le temo a la muerte ritual.


II

Mar inalcanzable
metafísico
dorado óvulo posa sus rayos
sobre la volátil piel;
Allí abajo los peces continúan
su blasfemo respirar.
En tierra asfixiada,
El sabio continúa avispando la llama de la soberbia,
la razón.
El loco continúa con eso que sus sentidos no engañan,
la vida.
Las flores blancas, quimera pureza
y las estrelllas brazos de escoba delirante
me abrazan
son mi órgano materno
mi metamorfosis,
y nado cual pez
en el mar inalcanzable
metafísico
dorado óvulo posa sus rayos
sobre la volátil piel de esa tarde
que no cambiará su rumbo
por ese extraño suspiro que me separa
de la tierra asfixiada
suspiro intruso...
mi alma que se aleja.



III

Muerte que consumes la carne humana:
¿Cuándo vendrás?
El terror de mis días
es que tu llegada sea tarde,
que de mi
solamente carne humana quede.
Hay algo que devora
lo que salvas,
me persigue,
se obsesiona conmigo.
Muerte que nos liberas de la carne humana:
¿Cuándo vendrás?


IV

Volveré repartida en el agua,
                           florecerá mi ser del árbol vena
Volveré en el olvido que palpita la foto gris,
                            el ojo del niño testigo de mi retorno.
Germinaré en el fruto recóndito y azul,
me sentirás descansar encima tuyo,
estaré durmiendo entre tus sueños,
en la cripta acribillada
esencia surrealista.
No me regales flores.

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