"Piedad, quién tendrá piedad de nosotros.
Sobre esta tierra quién tendrá piedad de nosotros.
Míseros, no tenemos un Dios ante quien postrarnos y toda nuestra triste vida llora.
¿Ante quién me postraré, a quién hablaré de mis espinos y de mis zarzas duras, de este dolor que surgió en tarde ardiente y que aún es en mí?
Que pequeñitos somos, y la madre tierra no nos quiso en sus brazos y henos aquí acerbos, desmantelados de impotencia.
¿Por qué no sabemos de nuestro Dios?
¡Oh! Si Él viniera un atardecer y quedamente nos abarcara con sus manos las dos sienes.
¿Qué más podríamos pedirle? Echaríamos a andar con su sonrisa abierta en la pupila y con lágrimas suspendidas de las pestañas."
Roberto Arlt-El juguete rabioso
No hay comentarios:
Publicar un comentario