lunes, 20 de agosto de 2012

Un día en la vida de Maggie

A propósito de un trabajo sobre cuáles aspectos de nuestra vida cambiaron con el paso del tiempo, escribí esto: 



Un día en la vida de Maggie

Hola, me llamo Maggie y les voy a relatar el día de hoy. Me desperté junto a los rayos de sol que traspasan mi ventana. Si, así comenzó mi mañana, rayos de sol sobre mis ojos cuyos párpados se levantan perezosamente. Luego estiré mi cuerpecito y al abrigarme los aromas del desayuno, me dirigí hacia la cocina para desayunar con mi familia. Si, si, soy muy feliz. Mi papá y mis dos hermanos se fueron al trabajo y al colegio respectivamente. Yo me quedé con mi mamita, que no trabaja, está siempre en casa. Mientras ella ordenaba y limpiaba la cocina, los cuartos, los baños y el living yo le hacía compañía, así ni ella ni yo nos sentimos solas. Después comenzaron los preparativos para el almuerzo, mi mamá se puso su vestido floreado y yo mi hebilla con la flor roja gigante (esa que me regalaron para navidad) y fuimos a hacer las compras. Manteca, pan, fideos, coca cola, azúcar, café, toddys y chocolates para mis hermanos y para mi eventualmente. La mañana de hoy era hermosa, brillaba por todas partes. Me encanta la primavera, porque cuando es primavera mi mamá y mis hermanitos, los tres juntos, vamos a la plaza, pero eso más tarde, después del almuerzo. ¿En dónde me había quedado? Ah, si, en el almuerzo. Hoy mi mamá preparó fideos con manteca, que a mi no me gustan, pero por suerte no como eso. Mis hermanos llegaron y se devoraron la comida. El tema del almuerzo: el colegio. Hoy parece que "el pelirrojo" le sacó el celular a mi hermano menor para jugar y no se lo devolvió hasta que terminara la última hora. Mi mamá dijo que iba a hablar con su mamá. Ese "pelirrojo", siempre es tan conflictivo, no me agrada nada cuando viene a casa. ¡Uy, me perdí de vuelta! ¿Por dónde iba? Ah si, ya me acuerdo, sigo; después de comer y lavar los platos fuimos para la plaza (¿Les dije ya que es mi momento favorito del día?) Fuimos caminando hasta ahí con nuestra mami y después en la plaza la perdimos de vista, pero en realidad ella siempre nos estaba mirando. Con mis hermanos corrimos y jugamos a la mancha y cuando ya no podíamos  más del cansancio, nos tiramos sobre el césped verde y rodamos por las pequeñas colinas  que se forman en la plaza. Mi mamá siempre nos tiene que insistir para volver a casa, ninguno de los tres queremos y cuando por fin nos convence, volvemos resignados pero con la alegría del aire puro en nuestras caritas. ¡Papá! ¡Papi, volviste del trabajo! Los tres corrimos a saludarlo, que casi siempre ya está en casa cuando nosotros volvemos de la plaza. Mi papá y mamá tomaban mate en la cocina, mis hermanos hacían su tarea en el living, yo iba y venía. ¡Ay cierto, fui a la peluquería! Mi papi me llevó en su auto, sintonizó la radio “Aspen” y me abrió la ventanilla. Amo viajar en el auto, la tranquilidad de la música y la suave tensión del viento sobre mi cara. Cuando llegamos mi papi me despidió con una caricia en la frente, me dijo que me portara bien y que volvía en una hora, al verlo salir solo esperé que no se olvidara de mí. Sandra es maravillosa, me deja el pelo brillante, sedoso y con un aroma exquisito, además es divina, me habla todo el tiempo.  Hoy terminó antes de la hora prevista y me puse a charlar con Antonia en la sala de espera mientras esperaba a mi papi. ¡Por fin vino, nos vamos a casa! En el viaje de vuelta no me abrió la ventanilla porque ya era de noche y podía ser peligroso. Traté de no encapricharme, y de dejarme llevar por la música hasta volver a casa. Mi mami nos abrió la puerta, la cena estaba servida. Comimos y miramos la tele pero yo para esa hora ya estaba muy cansada. Me despedí con una caricia de mi mami, mi papi y mis hermanitos. Mientras caía en el reparador descanso nocturno me puse a pensar en lo afortunada que soy: antes nos tiraban un hueso asqueroso y nos dejaban todo el día en el patio trasero. Qué horror.

1 comentario: