martes, 10 de septiembre de 2013

Simpática Empatía

La noche respira un viento irreverente que, decidido a volar la ciudad en estrellas, entra a través de mi ventana y me susurra:
todo ocurrió como ocurrió
porque
soy caprichoso.
Yo me río de su simpática empatía. Desilusionada, comprendo que él tampoco me puede dar respuesta alguna. Sin embargo me dejo encantar por su andar de dios enamorado y me pierdo en esta fusión que nunca fue porque jamás se escindió.

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